El origen de la calidad
Riquísima, también en propiedades
La carne de vacuno es rica en vitaminas, minerales, y contiene entre un 20-25% de proteínas de alto valor biológico. Su competo perfil nutricional convierte su consumo en imprescindible para una dieta sana evitando así posibles carencias que podrían ser irreversibles en etapas de crecimiento. Nos permite crear los cimientos del cuerpo, incrementar la musculatura, reparar los tejidos y proporcionar energía. Qué más nos aporta?
Proteínas: intervienen en el fortalecimiento y reparación de los tejidos, regulan las funciones corporales y forman parte de los anticuerpos para luchar contra las infecciones. Aminoácidos: la carne es el único alimento que nos provee de los ocho aminoácidos esenciales que nuestro cuerpo no puede sintetizar y que solo pueden ser aportados vía alimentaria. Estos se encuentran en formato de alta biodisponibilidad y como es el caso de la leucina, son los únicos que estimulan la síntesis muscular. Consumir la cantidad suficiente de aminoácidos en edades avanzadas nos evitará problemas de pérdida de masa muscular (la llamada sarcopenia) y de osteoporosis mejorando la movilidad y la calidad de vida. Vitaminas: solo la carne nos puede aportar las cuatro principales vitaminas del grupo B, como la B12 i la B6, que nos sirven para mantener los niveles de glóbulos rojos a la sangre, contribuyen al desarrollo del sistema nervioso y a la mejora de la función celular y metabólica. También contiene vitamina E, que añade un efecto antioxidante. Hierro hemo: se encuentra en un formato de alta disponibilidad para el organismo, permitiendo mejorar la formación de la hemoglobina para los glóbulos rojos, evitando la anemia nutricional y ayudando a cubrir las necesidades energéticas diarias. Zinc: la carne de vacuno es especialmente rica en este oligoelemento después del hierro y nos lo proporciona en un formato altamente disponible. Refuerza el sistema inmunitario, prevé infecciones, es vital en las etapas de embarazo, lactancia y niñez para un correcto crecimiento. El zinc además se ha relacionado con una mejor salud ocular y el retraso de la pérdida de la vista relacionada con la edad. Otros elementos que contiene nuestra carne son el calcio, el magnesio, el potasio o el fósforo, que favorecen el desarrollo de huesos y músculos, y el selenio, con capacidad antioxidante.Carne roja, fundamental en una dieta equilibrada
El debate sobre el consumo de carne: en 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugirió que las carnes rojas y procesadas aumentaban el riesgo de sufrir cáncer, llegando a proponer una reducción del consumo de estos productos. A parte de las numerosas voces científicas que han cuestionado las conclusiones de estos estudios, los datos oficiales muestran como en nuestro país el consumo de vacuno se encuentra muy por debajo de la ingesta recomendada por la OMS.
En octubre de 2019 un grupo de expertos del Consorcio de recomendaciones nutricionales (NutriRECS) publicó el artículo Unprocessed Red Meat and Processed Meat Consumption concluyendo que la relación entre el consumo de carne y el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, diabetes o cáncer, es desde inexistente a bajo o muy bajo. Por el contrario, eliminar la carne de la dieta puede comportar carencias nutricionales y derivar en problemas de salud como anemia, depresión, etc. En febrero de 2022, un equipo de investigadores de la Universidad de Adelaida (Australia) realizó un exhaustivo estudio sobre el consumo de carne en 175 países, España entre ellos, que permitió asociar positivamente la ingesta de carne con la esperanza de vida. Las razones de este beneficio pueden ser que la carne no tan solo proporciona energía sino también nutrientes fundamentales para el cuerpo humano. En julio de 2022 el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer y la Academia de Ciencias de la Nutrición, han pedido a The Lancet que corrija las conclusiones que relacionan consumo de carne roja con cáncer, considerando que su vinculación con determinadas enfermedades es inverosímil y evitar su consumo comporta más riesgos que beneficios. Más informaciónNuestros orígenes: el inicio de consumo de carne por parte de los primeros homínidos hace dos millones de años fue clave para la evolución de nuestra especie puesto que la introducción de la caza favoreció la sociabilidad de los grupos, además que el consumo de proteína concentrada permitió el crecimiento del volumen del encéfalo. Así lo explica el paleontólogo catalán Eudald Carbonell en su entrevista con Carne y Salud.
El Origen de la calidad
Y sobre la calidad de nuestra carne? No, la carne no contiene hormonas ni antibióticos. Así lo demuestra el hecho que un 99,86% de los muestreos en carnes no presentan ninguna traza de medicamento (ACSA, 2019) A nivel europeo, según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) este porcentaje es similar, del 99,7% (2019).
Qué hay sobre el uso de antibióticos? los antibióticos como promotores de crecimiento de los animales de granja están prohibidos desde 2006 (Directiva 2001/82/CE). Solo se utilizan bajo supervisión veterinaria para tratar ciertas enfermedades y garantizar así el bienestar de los animales. La normativa europea regula estrictamente qué medicamentos son aptos para el tratamiento de los animales y su uso.
A pesar de la carne es totalmente libre de residuos de medicamentos y su uso está restringido a aquello que el veterinario prescribe, el sector está comprometido con la estrategia One Health que tiene por objetivo reducir las resistencias antimicrobianas. Según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), en todo el Estado se redujeron un 13,6% la venta de antibióticos veterinarios el 2019, y entre 2014 y 2019 un 58,8% en el marco del Plan Nacional de Resistencia a Antibióticos (PRAN). Cada día más empresas y granjas se suman al compromiso de realizar un plan sanitario preventivo para limitar al máximo su uso como también para la realización de pruebas diagnósticas de detección de bacterias resistentes.
Y sobre otras enfermedades? En Cataluña, el 100% de las explotaciones vacunas de cebo son negativas de brucelosis y un 99,96% lo son de tuberculosis. En cuanto a la incidencia de la encefalopatía espongiforme vacuna (EEB), la OIE reconoció la Estado Español al 2016 como país de riesgo insignificante.